Una región que reclama una sentencia justa para Beatriz

17/04/2024

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A un año de la llegada del caso de Beatriz a la Corte IDH, el movimiento por justicia reproductiva que ha acompañado esta lucha demanda una resolución a la altura de la deuda pendiente con las mujeres y personas con capacidad de gestar.

Por Liliana Caballero, y Camila Ormar, oficial de incidencia y abogada del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), respectivamente. 


Manifestación en el monumento en conmemoración a Beatriz en San Salvador, en 2022. Foto por Kellys Portillo.

Beatriz es el nombre de una mujer joven salvadoreña que tomó el espacio público, mediático, digital y político una vez este 2023, ya que su caso fue escuchado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), el más alto tribunal de justicia del continente. 

El caso de Beatriz vs El Salvador representa una oportunidad contundente para el avance en el reconocimiento, respeto y garantía de los derechos sexuales y reproductivos en una región que mantiene desigualdades profundas respecto a la vida, salud e integridad de las mujeres y personas trans o no binarias. 

La familia de Beatriz, las organizaciones que la representamos y el movimiento por la justicia reproductiva esperamos una sentencia en los próximos meses: una sentencia que desarrollará el alcance de las obligaciones en la materia para todos los Estados parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Nuestra esperanza se deposita en que la Corte IDH reconozca que la prohibición absoluta del aborto y la política criminal salvadoreña sobre este asunto contradicen los estándares internacionales en materia de derechos humanos, y la posibilidad de acceder a una interrupción del embarazo como un servicio de salud cuando la vida, salud e integridad de las mujeres se encuentre en riesgo. 

A un año de la audiencia pública del caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, recordamos la poderosa movilización que acompañó la llegada de esta lucha a la justicia interamericana. Un movimiento contundente, producto de un trabajo continuo y cercano con las redes nacionales y regionales, organizaciones, colectivas y personas que confían en que se está haciendo historia. 

En San José, Costa Rica, se presenció una poderosa movilización de personas del interior del país, de Centroamérica, México y toda la región latinoamericana para unificar la voz de la esperanza, y hacer eco del legado de Beatriz: para que ninguna mujer viviera lo que ella vivió. El 8 de marzo de 2023, en el marco del Día Internacional de las Mujeres, la consigna de Justicia para Beatriz es Justicia Reproductiva abrió la marcha en Costa Rica, de la mano del movimiento Niñas, no madres y Aborto Legal Costa Rica, quienes hicieron suya la lucha de Beatriz. Esto para visibilizar que Centroamérica se une, una vez más, ante la deuda histórica, la desigualdad estructural y las violencias que afectan a las mujeres y personas que gestan en la región. 

La noche del 21 de marzo se desarrolló la Vigilia por Beatriz, espacio que convocó a activistas, artistas y aliadas a compartir en la construcción colectiva de un memorial que honrara la lucha por la justicia reproductiva. Las velas y flores adornaron los rostros y nombres de quienes, como Beatriz, fueron víctimas de un sistema clasista, patriarcal y discriminatorio contra las mujeres y personas con capacidad de gestar. Mercedes, Ana, Aurora, Esperancita, Delia y decenas de historias retrataron la terquedad del movimiento feminista para no sucumbir al silencio; para no rendirse ante el olvido. La memoria de tantas historias protagonizó una velada a las afueras de la Corte IDH y nos permitió arroparnos de nuestra compañía y complicidad para sostener la digna rabia los días siguientes; los días en los que el Tribunal Interamericano sesionaría y se haría público, una vez más, el reclamo de justicia para Beatriz. 

El 22 y 23 de marzo del 2023, se desarrolló la audiencia pública del caso en la sede de la Corte IDH. Fue un momento histórico para la familia de Beatriz, su lucha y el incansable movimiento por los derechos sexuales y reproductivos en todo el mundo. Las calles en las afueras de la Corte IDH se pintaron de verde y morado; los pañuelos vestían y las banderas bailaban con el viento para hacer presencia por Beatriz y su familia. Las consignas resonaron por dos días enteros para sabernos juntas y para acompañar la certeza de que las calles serían nuestras una vez más, como deberían serlo siempre, libres de miedo y de violencias. 

Por primera vez, los jueces y juezas del más alto tribunal de derechos humanos del continente conocieron de viva voz los testimonios de quienes acompañaron a Beatriz en la lucha por su vida, así como los elementos que comprendieron la defensa legal tanto de la familia de Beatriz, como del Estado salvadoreño y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. A partir de este momento, y de la histórica lucha por justicia reproductiva en El Salvador, no solo la familia de Beatriz podría verse reparada por lo que dicte la Corte, además el panorama respecto al acceso a derechos sexuales y reproductivos de toda una región podría cambiar. 

La solidaridad y el reclamo de justicia también estuvieron presentes dentro de la sala de audiencias para acuerpar a la familia en demanda de que otras mujeres no tengan que atravesar el sufrimiento y la angustia que vivió Beatriz en 2013. 

En palabras de su mamá, el pañuelo morado que ella y muchas portábamos dentro y fuera de la sala de audiencias representa: «la esperanza y (…) hay muchas organizaciones que nos están apoyando (…) a través de ellas nosotros (…) seguimos adelante (…) en esta lucha que inició mi hija». 

El apoyo y respaldo del movimiento de derechos humanos en el mundo hizo la diferencia en el litigio y acompañamiento de este caso. Narrar la historia de Beatriz, documentar la situación extendida y sistemática de exclusión y discriminación, y el que tantas personas hayamos puesto el cuerpo por este reclamo de justicia trascendió territorios, nacionalidades y generaciones. Sentimos un profundo agradecimiento hacia todas las personas defensoras de derechos, organizaciones, colectivas, artistas y más actores políticos por creer y replicar a Beatriz, su voz y su historia; por apostarle a la esperanza por un mundo más justo para todas las personas, sobre todo para mujeres jóvenes y vulnerabilizadas por nuestras sociedades. 

Un año después de esta histórica movilización, la demanda es por una sentencia justa. Una sentencia que reconozca la responsabilidad del Estado salvadoreño en las violaciones a los derechos humanos que enfrentó Beatriz; que reconozca que la prohibición absoluta del aborto es contraria a estándares internacionales de derechos humanos; y que establezca medidas de no repetición para que hechos como los que vivió Beatriz, no vuelvan a suceder. 

Mientras esperamos esta resolución, que es solo un paso más en esta incansable lucha, agradecemos con amor, esperanza y profundo respeto a la familia de Beatriz por permitirnos acompañarles, no solo en el desarrollo de la audiencia sino también durante estos 10 años de búsqueda de justicia y reparación para que esto no ocurra nunca más. En nuestra memoria y nuestro quehacer honraremos esta lucha y la región vivirá los cambios estructurales producto de la digna necedad por hacer de la justicia reproductiva una realidad. 




Liliana Caballero es abogada feminista mexicana, actualmente es oficial de incidencia del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) del Programa para Centroamérica y México. Camila Ormar es argentina, abogada del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) del Programa para Centroamérica y México.

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